martes, 12 de mayo de 2015

Feria del Libro: La Gran Hazaña [PARTE 1]


   El pasado domingo tenía encargada una misión. Una persona importante, muy importante para mí, no tenía la oportunidad de asistir a la feria del libro en Buenos Aires, y requería mi ayuda. ¿El objetivo? Conseguir el autógrafo de una booktuber. Fa Orozco, de Las Palabras de Fa. Esta ídola juvenil adolescente iba a estar a las 14:30 en una charla de booktubers dentro de la feria(una entrega de premios), y tenía que escabullirme entre toda la multitud adolescente para conseguir una firma, un recuerdo. Sabía que sería difícil... pero fue mucho peor.


   Comencemos por mi ubicación. Lo sé, hay personas que incluso vinieron de otras ciudades de Argentina o del mundo para asistir a la feria. Pero no es que yo esté muy cerca, aun viviendo en Capital. Podría haber salido con comodidad de no ser por mis dudas de entredormido("¿Voy? ¿No voy? ¿Para qué lo hago? ¿Vale la pena? Voy a dormir un rato más."). Así pasaron las horas y me encontré saliendo de mi casa a las 13:10. Una hora y veinte minutos antes del comienzo del acto.
   Al haber viajado al lugar tres días antes tenía los siguientes datos a tener en cuenta:
  • El colectivo 188 que para a la vuelta de mi casa tarda un poco más de una hora en llegar hasta la feria. Al ser domingo, también tendría que sumar muchos minutos esperándolo.
  • La vuelta en subte había sido mucho más rápida ese jueves, pero aun así, tenía que tomar el 188 hasta la estación del mismo.
  • El cartón falso de "alumno de TEA" que me dio un amigo me haría pasar gratis.

   Esperé el 188. Tardó unos 10 minutos en arribar y diez minutos en llegar a Parque Patricios, lugar donde se encontraba la parada del subte. A partir de ahí tenía que hacer tres combinaciones: recorrer la línea H en su totalidad, bajarme del subte, subir a otro subte de la línea B durante cinco estaciones, bajarme, subir a otro subte de la línea D durante ocho estaciones y llegar a destino. Entre viajes y espera llegué. Estaba en la puerta de la feria a las 14:15, un horario decente.


   La primera impresión que tuve al llegar fue "¡NO PUEDE HABER TANTA GENTE!". La fila de la boletería se extendía más allá de la distancia que mis ojos podían ver. Una locura. Por suerte, yo llevaba mi cartón falso de alumno de TEA, que me haría pasar gratis.
   Llegué sin hacer ninguna fila hasta la ubicación del señor que corta las entradas. Le digo "Hola, yo soy alumno de TEA..." a la vez que le muestro mi acreditación falsa. Su respuesta me agarró desprevenido y fue un casi un golpe de knock out.

No, pa. Alumnos entran gratis de lunes a viernes. Si querés podés venir mañana, que es el último día.
   Hay situaciones que uno no se espera, que no te permiten reaccionar rápido y te hunden en confusión. Pero no estaba todo perdido. Recalculando, a ver... ¡podía comprar la entrada! El mismo sujeto me dice que vale 50, así que revisé mi billetera. Y fue horrible. Tenía 46 pesos.
   Mi mente se quedó en blanco, sin ninguna solución aparente. Comencé a caminar la fila de la boletería para ver hasta donde llegaba. Una cuadra, dos cuadras, tres, cuatro... basta, suficiente. ¿Podía pedir plata a la gente? Sería caer muy bajo. Vi hasta un tipo con una campera de Huracán, le podía decir que yo también era hincha y capaz colaboraba... no, muy ridículo. Volví corriendo a la puerta y pensé seriamente en volver a mi casa. Como un verdadero fracasado.


   Escuché a una de las personas de la puerta aconsejarle a la gente que vaya a otra boletería a la vuelta de esa esquina, donde no había una fila tan eterna. Qué más da, pensé. La hora ya se iba a ir a la mierda, pero quería entrar e intentar algo. Hice la fila y miré a las personas que tenía alrededor. Un grupo de personas bolivianas que parecían buena gente, hacían bromas entre ellos y estaban de buen humor. Si había un momento para perder la dignidad, era ese. Les pedí plata.

Disculpen... eh... les hago una pregunta. Me faltan cuatro pesos para la entrada, en serio. Si alguno me puede dar un poco le agradezco. Cuatro pesos, dos, no importa. Todo suma...
   Me sentí mal por dentro, pero no había otra forma. Una de las personas me dio dos pesos, el resto(cinco personas) no quiso colaborar. No los culpo, el idiota era yo por estar ahí en la fila sin tener los 50 pesos. Por no haber agarrado dinero en mi casa por las dudas, por si el cartoncito de TEA no funcionaba. En fin. Tenía 48 pesos y la iba a pelear con eso cuando llegara a la boletería.
   Y la espera no fue muy larga(por suerte). Quedé frente a frente con la chica que vendía entradas, y le di todo el dinero de mi billetera. Lo contó lentamente, y sabía lo que pasaría. 

Emm... ¿qué pasa acá? *lo cuenta de nuevo*. Faltan dos pesos... 
   Como no sabía que responder, puse a revisar mi billetera vacía en frente de ella, en busca de una señal de piedad. La chica comenzó a dudar, a mirarme, a mirar las entradas. Y finalmente soltó:
Mmm... bueno, no hay problema, te la doy igual.
    Al mismo tiempo que yo sonreía desesperado, un señor atrás mío le alcanzó los dos pesos que faltaban, para que nadie de los presentes quede mal(nadie excepto yo). Le agradecí a ella, al señor de atrás, y corrí con mi entrada hacia la puerta. Eran las 15:00, el acto de booktubers seguramente había empezado ya, pero podía intentar algo. Encaré al señor de la entrada que me había negado el acceso antes. Pero esta vez no fue así. Esta vez pude entrar...



CONTINUA EN LA PARTE 2

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