martes, 18 de noviembre de 2014

El Tornado



"No se puede decir con exactitud cuál fue el momento en el que el ser humano pisó la tierra. Pero sí se puede afirmar con total seguridad que, desde ese momento, sólo se empeñó en arruinarla", escuchaste decir a un tipo que transmitía al resto un clima de sabiduría y razón. Pero tus ideas no caían fácilmente en frases hechas o eslóganes de Greenpeace. Vos aprendiste en el camino y desde entonces todos supieron de qué lado estabas. Desde la otra punta de la habitación lo miraste y las posturas se evidenciaban. El ser humano no sólo arruinó al planeta, se arruinó a si mismo.


La vida es división, conflicto, superación. "¿Por qué de un lado o del otro?" te preguntaste miles de veces mientras aprendías. Fue totalmente inútil. Hubo un momento, lejos en el pasado, donde nadie tenía más que el resto. Pero enseguida lo desearon, y ahí ya hubo divisiones, peleas. Entonces alguno habrá ganado, partiendo a los mismos seres en dos grupos: los parásitos que se pegaban al campeón o los que la luchaban desde cero. "No hay diferencia hoy..." pensaste. "Y a pesar de todo, nadie está a salvo del tornado".


Todos entran, no importa el lado donde estén. El tornado es equidad porque no discrimina, trata a todos por igual. Podrás no haber pasado por el tornado aún, pero sabés que en algún momento va a ser tu turno. Y es normal que te asustes, porque el tornado también es miedo. El tornado es oscuridad, la oscuridad que todos tienen adentro aunque lo nieguen. Pero también es luz y calma cuando termina. El tornado termina con la división, con el conflicto, y te expone ante tu propia porquería y la porquería de los demás, los que no estaban de tu lado. Todos giran dentro del mismo terror, unidos por primera, y quizás, única vez. Porque el tornado es justicia, es la venganza de las personas hacia ellas mismas.



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