El Tornado

"No se puede decir con exactitud cuál fue el momento en el que el ser humano pisó la tierra. Pero sí se puede afirmar con total seguridad que, desde ese momento, sólo se empeñó en arruinarla", escuchaste decir a un tipo que transmitía al resto un clima de sabiduría y razón. Pero tus ideas no caían fácilmente en frases hechas o eslóganes de Greenpeace. Vos aprendiste en el camino y desde entonces todos supieron de qué lado estabas. Desde la otra punta de la habitación lo miraste y las posturas se evidenciaban. El ser humano no sólo arruinó al planeta, se arruinó a si mismo.

Deshielo

La mentira es en verdad, indiferencia

El escape al ida y vuelta del tornado.

Centro de la utópica beneficencia

A la que alguien sin señal habrá llamado.

Mi visión no entiende de zetas ni almohadas

Es berreta, complicada…

Huyamos de este sueño,

¡Empezá a correr!

¿De qué lado estás?

Te lo advertimos. La batalla podía comenzar en cualquier momento y debías apurar tu decisión. Pero aún así, cuando las campanas del desastre retumbaron en tus tímpanos, la situación te tomó por sorpresa. Los nervios te jugaron una mala pasada y el momento clave se acercaba. La duda consumió tu tiempo y el tiempo te consumió a vos. Nada fue a favor tuyo.

Sara y la Tormenta

Sara no entendía a las personas que disfrutaban de una caminata bajo la lluvia. Adolescentes en la vereda con sus paraguas y sus botas, estallando de risa mientras corrían, saltaban los charcos y caían en la trampa de alguna baldosa floja, sólo para luego levantarse y seguir riendo. Era detestable, sin duda. Sólo un loco podría pasarla bien en ese infierno. Su jefe la llamó y Sara sacó su vista de la ventana de la oficina. Ya era hora de volver a casa.