Las ideas vuelan todo el tiempo a través del universo. Nadie las ve, las escucha o las huele. No se pueden controlar. Son demasiadas, y como en cualquier cosa que abunda, no todas son muy buenas.
Hoy, en ese vuelo que le llevó millones de años, una idea aterrizó en tu cabeza. ¿Estaba destinada a caer ahí? ¿Se cruzó de casualidad con vos en el inmenso universo que nos rodea? Jamás lo sabremos. Pero hay una cosa que estás obligado a hacer: no dejar que se escape.